6 minutos bastan. Ni siquiera hace falta un narrador para explicar la historia. Son los que dura el documental “Pollo a la carta” (Chicken a la carte) que Fernando Dimadura grabó en Filipinas en 2006.
En sólo 6 minutos se puede describir, y descubrir, un sistema alimentario ineficiente, injusto e inmoral, como lo calificamos en la entrada a esta web. Un sistema que permite un acceso barato, inmediato y superabundante (digamos incluso excesivo en todos los términos) a una parte, cada vez menor de la población, mientras limita el acceso a un mínimo alimento y condena al hambre al resto.

Ambos siempre van unidos (despilfarro y ausencia; hambre y obesidad), puesto que para producir alimentos para unos, es necesario que otros pierdan hasta las tierras donde crecen sus cultivos y crían sus ganados.
Esto sucede cuando el alimento deja de considerarse un bien común, un derecho y pasa a ser una simple mercancía con la que negociar y hasta especular en busca de beneficios financieros. Esto es, a la vez, causa y consecuencia de la desigualdad y pobreza generados por un sistema económico global, del que participa el sistema del negocio agroalimentario.