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Comer en exceso es tan perjudicial (o más) que el despilfarro de alimentos

El estudio «Pérdidas, ineficiencias y desperdicio en el sistema alimentario mundial” es un pormenorizado análisis (quizá el más minucioso de los realizados hasta la fecha) de cuantificación de las pérdidas que se producen en todas las etapas del sistema alimentario, desde la producción primaria hasta el consumidor final.

La principal aportación de este estudio es la consideración y la cuantificación de las pérdidas que supone el exceso de consumo de alimentos por encima de las necesidades alimentarias humanas; es decir, comer en exceso. Igualmente enfatiza en las pérdidas previas a la cosecha (algo que obvian muchos de los estudios publicados) y las generadas por la ineficiencia en la transformación de los alimentos por el ganado.

A modo de resumen se pueden extraer las siguientes conclusiones:

  • Sólo se consume como alimento un 6 % de toda la biomasa seca agrícola producida a nivel global. En términos de energía sólo un 9,0 % y un 7,6 % en el caso de la proteína.
  • Si nos referimos a la biomasa cosechada, sólo llega al plato el 24,8 % del total
  • El 44 % de la materia seca de los cultivos cosechados se pierde antes del consumo humano.
  • La mayor tasa de pérdidas (en términos relativos) se da en la producción ganadera, pero las mayores pérdidas absolutas se dan antes de la cosecha.
  • Solo el 12% de la energía (calorías) de los cultivos que alimentan al ganado terminan aprovechándose en la alimentación humana.
  • Un estudio científico italiano más reciente (2019) confirmaba esta sospecha, cuantificando que el exceso de peso corporal corresponde a aproximadamente 140.000 millones de toneladas de desperdicio de alimentos en todo el mundo.
  • Si las mayores tasas de pérdida se asocian con la producción ganadera, los cambios en los niveles de consumo de carne, lácteos y huevos pueden afectar sustancialmente a la eficiencia general del sistema alimentario y los impactos ambientales asociados.
  • En consecuencia, puede ser necesario un mayor impulso en la investigación para comprender mejor las causas, los efectos y las soluciones del consumo excesivo. Los cambios para influir en el comportamiento del consumidor, por ejemplo, comer menos productos animales, reducir el desperdicio de alimentos y reducir el consumo per cápita para estar más cerca de las necesidades reales de nutrientes, ayudarán a proporcionar una seguridad alimentaria a la creciente población mundial de manera sostenible; es decir, a luchar contra el hambre.

Fuente: Revista Agricultural Systems volumen 153

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